VATICANO,
El Papa Francisco invitó a los científicos y no creyentes a no temer a la única verdad del amor, ofrecida por la fe cristiana, pues -tal como afirma en su encíclica Lumen Fidei-, la mirada de la ciencia se beneficia con la fe y Dios "se deja encontrar por aquellos que lo buscan con sincero corazón".
"La luz del amor, propia de la fe, puede iluminar los interrogantes de nuestro tiempo en cuanto a la verdad", explicó el Papa, al señalar que "a menudo la verdad queda hoy reducida a la autenticidad subjetiva del individuo, válida sólo para la vida de cada uno" y que "una verdad común nos da miedo, porque la identificamos con la imposición intransigente de los totalitarismos".
"Sin embargo -expresó-, si es la verdad del amor, si es la verdad que se desvela en el encuentro personal con el Otro y con los otros, entonces se libera de su clausura en el ámbito privado para formar parte del bien común. La verdad de un amor no se impone con la violencia, no aplasta a la persona. Naciendo del amor puede llegar al corazón, al centro personal de cada hombre".
En la primera encíclica de su Pontificado, Francisco afirmó que "la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro". En ese sentido, señaló que el creyente no es arrogante ni intolerante, sino humilde, sabiendo que es la verdad "la que le abraza y le posee" y lo pone en camino "y hace posible el testimonio y el diálogo con todos".
Ciencia y Fe
En su encíclica, Francisco invitó al mundo de la ciencia a acoger la luz de la fe, pues esta "no es ajena al mundo material", sino que lo ilumina. "La mirada de la ciencia se beneficia así de la fe: ésta invita al científico a estar abierto a la realidad, en toda su riqueza inagotable".