VATICANO,
El Papa recibió hoy en audiencia a los representantes pontificios, con ocasión del Año de la Fe, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, donde advirtió que en esta vida ¨nómada¨ existe el peligro, incluso para los hombres de Iglesia, de "ceder al espíritu del mundo, que te hace actuar por la propia realización y no por la gloria de Dios, esa especie de 'burguesía del espíritu y de la vida', que incita a acomodarse, a buscar una vida confortable y tranquila¨.
Tras las palabras del Cardenal Tarcisio Bertone, el Santo Padre se dirigió a los nuncios con "simples pensamientos", "palabras no formales sino provenientes de dentro del corazón", sobre algunos aspectos que calificó de existenciales sobre la labor que desempeñan los representantes pontificios.
"Vuestra vida -dijo- es una vida de nómadas. Cada tres, cuatro años cambian de lugar, pasan de un continente a otro, de un país a otro, de una realidad de Iglesia a otra, a menudo muy diferentes; siempre con la maleta en la mano. Y esto implica la mortificación, el sacrificio de despojarse de cosas, de amigos, de relaciones y comenzar siempre desde cero. Esto no es fácil".
Francisco recordó las palabras con las que el 25 de abril de 1951, el entonces sustituto de la Secretaría de Estado, Monseñor Giovanni Battista Montini -luego Pablo VI- describió la figura de los representantes pontificios: "uno que es realmente consciente de llevar a Cristo consigo". Con esto Francisco aclaró que "los bienes, las perspectivas de este mundo terminan por decepcionar, incitan al no estar nunca satisfechos; el Señor es el bien que nunca decepciona".
El Papa dijo que en esta vida "nómada" existe el peligro, incluso para los hombres de Iglesia, de ceder a lo que él denominó reutilizando una expresión del teólogo Henri De Lubac, "mundanidad espiritual". "Ceder al espíritu del mundo, que te hace actuar por la propia realización y no por la gloria de Dios, esa especie de 'burguesía del espíritu y de la vida', que incita a acomodarse, a buscar una vida confortable y tranquila".
"¡Somos pastores, y esto no tenemos que olvidarlo nunca! Ustedes, representantes pontificios, son presencia de Cristo, sois presencia sacerdotal, de pastores... ¡Hagan siempre todo con profundo amor! incluso en las relaciones con las autoridades civiles y con los colegas. Busquen siempre el bien, el bien de todos, el bien de la Iglesia y de cada persona".