VATICANO,
En su audiencia a los participantes en la 86 asamblea plenaria de la ROACO –Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales– el Santo Padre Francisco hablando de Tierra Santa, Siria e Irak, dirigió un llamamiento a los líderes de las naciones, de las organizaciones internacionales y a los creyentes de todas las religiones para que se ponga fin a la violencia y a todo tipo de discriminación religiosa, cultural y social.
Y deseó que el "choque que siembra la muerte deje espacio al encuentro y a la reconciliación que trae la vida".
El Santo Padre exhortó luego a que "hagan todo lo posible para aliviar las graves necesidades de las poblaciones golpeadas, en especial las sirias. La gente de la amada Siria, los prófugos, los refugiados cada vez más numerosos. Precisamente San Ignacio de Antioquía pedía a los cristianos de Roma: 'recuerden en su oración a la Iglesia de Siria... Jesucristo velará sobre ella y vuestra caridad'. También yo les repito esto: 'recuerden en su oración a la Iglesia de Siria'... Jesucristo velará sobre ella y vuestra caridad'".
"Al Señor de la vida le encomiendo las innumerables víctimas e imploro a la Santísima Madre de Dios para que consuele a cuantos están en la 'gran tribulación'. ¡Es verdad, ésta es una gran tribulación!"
"La presencia de los Patriarcas de Alejandría de los Coptos y de Babilonia de los Caldeos, así como de los representantes pontificios en Tierra Santa y Siria, del obispo auxiliar del Patriarca de Jerusalén y del Custodio de Tierra Santa me lleva con el corazón a los Santos Lugares de nuestra redención", señaló el Papa.
"Crece en mí la gran preocupación eclesial por la condición de tantos hermanos y hermanas que viven en una situación de inseguridad y de violencia que parece no tener fin y no se detiene ni siquiera ante a los inocentes y los más débiles. A nosotros, los creyentes se nos pide la oración constante y confiada, para que el Señor conceda la anhelada unidad, el compartir y la solidaridad concreta"