VATICANO,
Para el cristiano, Jesús es "el todo" y de aquí deriva su magnanimidad. Lo subrayó el Papa Francisco en la Misa del lunes en la Casa de Santa Marta. El Papa recordó que la justicia que trae Jesús es superior a aquella de los escribas, al ojo por ojo, diente por diente.
"Si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra". El Papa centró su homilía de hoy en las fuertes palabras de Jesús dirigidas a sus discípulos. La historia del golpe, observó el Pontífice, "se ha convertido en un argumento clásico para burlarse de los cristianos". En la vida, agregó, la "lógica normal" nos enseña que "debemos luchar, debemos defender nuestra posición" y si nos dan un golpe "nosotros daremos dos, así nos defendemos".
Por lo demás, dijo Francisco, cuando aconsejo a los padres reprender a los propios hijos les digo siempre: "Jamás en la mejilla", porque "la mejilla es la dignidad". Jesús en cambio, luego el golpe en la mejilla continúa y pide también de dar el manto, despojarse de todo.
"La justicia que Él trae –afirmó el Santo Padre– es una justicia totalmente diversa del ojo por ojo, diente por diente. Es otra justicia". Y esto, observó, lo podemos entender cuando San Pablo habla de los cristianos como "gente que no tiene nada" y "en cambio posee todo".
He aquí entonces que la seguridad cristiana se encuentra en este "todo" que es Jesús. "El 'todo' – agregó es Jesucristo. Lo demás es 'nada' para el cristiano". En cambio, advirtió el Papa, "para el espíritu del mundo el 'todo' son las cosas: las riquezas, las vanidades", "tener posiciones más encumbradas" y "la 'nada' es Jesús".
Por lo tanto si un cristiano puede caminar 100 kilómetros cuando le piden recorrer 10, "es porque para él eso es 'nada'" y, tranquilamente, "puede dar el manto cuando le piden la túnica". He aquí el "secreto de la magnanimidad cristiana, que siempre va acompañada con la docilidad", y el "todo", es Jesucristo: