VATICANO,
En su habitual catequesis de los miércoles en la audiencia general, el Papa Francisco reflexionó sobre la Iglesia como Pueblo de Dios y explicó que el Señor es más fuerte que el mal y el demonio; y que la vida de cada fiel debe ser como la luz de Cristo que ilumina la oscuridad del mundo.
Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa explicó que la misión del pueblo de Dios, de todos los cristianos es "levar al mundo la esperanza y la salvación de Dios: ser signo del amor de Dios que llama a todos a la amistad con Él; ser levadura que hace fermentar toda la masa, sal que da sabor y preserva de la corrupción, luz que ilumina. A nuestro alrededor, basta abrir un periódico, para ver que la presencia del mal existe, que el Diablo actúa".
"Pero quisiera decir en voz alta, Dios es más fuerte. ¿Ustedes creen esto que Dios es más fuerte? Digámoslo juntos todos ¡Dios es más fuerte! ¡Todos! ¿Y saben por qué es más fuerte? Porque Él es el Señor. ¡Es el único Señor! Dios es más fuerte. ¡Bién! Quisiera agregar que la realidad a veces oscura signada por el mal puede cambiar".
El Santo Padre haciendo gala de su amor por el fútbol, dijo luego: "si en un estadio, pensemos aquí el Roma Olímpico o en ese de San Lorenzo en Buenos Aires, en una noche oscura una persona enciende una luz, apenas se entrevé, pero si los otros setenta mil espectadores encienden cada uno su propia luz, el estadio se ilumina. Hagamos que nuestra vida sea una luz de Cristo. Juntos llevaremos la luz del Evangelio a toda la realidad".
"¿Qué quiere decir "Pueblo de Dios"? En primer lugar, significa que Dios no pertenece de manera propia a ningún pueblo; porque es Él quien nos llama, nos convoca, nos invita a ser parte de su pueblo, y esta invitación esta dirigida a todos, sin distinción, porque la misericordia de Dios 'quiere la salvación para todos'. Jesús no dice a los Apóstoles y a nosotros que formemos un grupo exclusivo; un grupo de élite. Jesús dice: 'Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos'. San Pablo afirma que en el pueblo de Dios, en la Iglesia, 'no hay ni judío ni griego... porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús'".
El Papa dijo luego a quienes "se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes, a los que piensan que ya no pueden cambiar: ¡El Señor también te está llamando a ti a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor!, ¡Él nos invita a hacer parte de este pueblo; pueblo de Dios!"