VATICANO,
El Papa Francisco dijo esta mañana en la homilía de la Misa que presidió en la Casa Santa Marta que el triunfalismo es la tentación que detiene a la Iglesia, a los cristianos, y que la aleja del amor y de la Cruz, que es el amor hasta el extremo.
Así lo indicó el Santo Padre al meditar en el Evangelio en el que Jesús, de camino hacia Jerusalén anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección. Los discípulos, dijo el Papa, piensan en otro proyecto, piensan hacer sólo la mitad del camino, que es mejor pararse" y "discuten entre sí sobre cómo arreglar la Iglesia, cómo solucionar la salvación".
Así, Juan y Santiago, le piden sentarse, en su gloria, uno a su derecha y el otro a su izquierda, lo que provoca una discusión entre los otros sobre quién era el más importante en la Iglesia.
"La tentación de los discípulos es la misma que la de Jesús en el desierto, cuando el demonio le propone otro camino": "hazlo todo rápidamente, haz un milagro, algo que todo el mundo vea. Ve al templo y haz el paracaidista sin dispositivo, así todo el mundo verá el milagro y así se hará la redención". Es la misma tentación de Pedro cuando en un primer momento no acepta la pasión de Jesús. "Es la tentación de un cristianismo sin la cruz, un cristianismo a medio camino".
"La tentación del cristianismo sin la cruz", una iglesia a medio camino" - que no quiere llegar a donde el Padre quiere ", es la tentación del triunfalismo. Queremos el triunfo de hoy, sin ir a la cruz, un triunfo mundano, un triunfo razonable".
El Papa aseguró luego que "el triunfalismo en la Iglesia, detiene a la Iglesia. El triunfalismo en los cristianos, frena a los cristianos. Una Iglesia triunfalista, es una Iglesia a mitad de camino, una Iglesia que es feliz así, bien equipada ¡bien arreglada! con todas las oficinas, todo muy bien, todo bonito ¿eh? Eficiente. Pero una iglesia que reniega a los mártires, porque no sabe que los mártires son necesarios a la Iglesia para el camino de la Cruz. Una Iglesia que sólo piensa en los triunfos, los éxitos, que no sabe aquella regla de Jesús: la regla del triunfo a través del fracaso, el fracaso humano, el fracaso de la Cruz. Y ésta es una tentación que todos tenemos".