BUENOS AIRES,
Al presidir el tedeum por el 203° aniversario de la Revolución de Mayo, los obispos coincidieron en hacer un llamado a la unidad y a seguir trabajando por la justicia y la solidaridad en un país donde las desigualdades y la pobreza todavía son evidentes, pese a los esfuerzos realizados.
En las homilías por el 25 de Mayo también exhortaron a un mayor diálogo y al respeto de la diversidad de opiniones, pidieron buscar consensos en pos del bien común de los argentinos, y destacaron la especial bendición para el país que implica la elección pontificia del Cardenal Jorge Mario Bergoglio y la próxima beatificación del Cura Brochero.
Mons. Mario Poli dijo que "al elevar con nuestras voces el Te Deum, rezamos por una comunión que va más allá de simples convenciones de ocasión; debemos apostar por una comunión que no le tenga miedo a la variedad de ideas, porque una convivencia razonable tiene la capacidad de construir la unidad deseada a partir de la saludable diversidad de personas, que lejos de confundirla, más bien la manifiesta".
"Es cierto que la democracia en la Argentina ha transitado una dolorosa experiencia de enfrentamientos, pero no faltaron también tiempos en que hubo acuerdos fundamentales, como lo fueron la Constitución Nacional y las provinciales, y otros tantos momentos felices y beneficiosos para nuestro pueblo. Si queremos, sabemos cómo encontrarnos; en nuestra historia hay virtuosos ejemplos de convivencia, tolerancia y diálogo fecundo: gracias a ellos se superaron desencuentros. Después de 200 años no perdemos la esperanza de hacer juntos el camino".
Por su parte Mons. Agustín Radrizzani (Mercedes-Luján) dijo que "sueño, y creo que todos los hombres de buena voluntad comparten este sueño, con una patria más equilibrada socialmente, donde quien tiene comparta y no solo acumule y quien no tiene pueda ser aliviado en su necesidad dignamente".
"Pudiendo encontrar un trabajo que le dé bienestar para él y su familia; una educación que lo saque del aislamiento y lo haga capaz de abrirse horizontes justos y liberadores; un acceso a la salud que le permita desarrollarse en igualdad de condiciones; una inclusión social que lo haga protagonista y no solo receptor de ayudas. Es mucho lo que se viene haciendo, pero es mucho todavía lo que falta para crecer en justicia y hermandad".