VATICANO,
El Papa Francisco hizo un especial pedido de oración a todos para que los sacerdotes y los obispos no cedan a las tentaciones de las riquezas y la vanidad, y no terminen convirtiéndose así en lobos en vez de ser los pastores que los fieles necesitan.
En su homilía de la Misa que presidió esta mañana en la Casa Santa Marta, el Papa comentó un pasaje de los Hechos de los Apóstoles en el que San Pablo exhorta a los "ancianos" de la Iglesia de Éfeso a vigilar sobre sí mismos y sobre todo el rebaño, a ser pastores atentos a los "lobos rapaces".
Es una de las "más bellas páginas del Nuevo Testamento" – dijo Francisco – "llena de ternura y de amor pastoral", en la que se destaca "la bella relación del obispo con su pueblo". Y explica que los obispos y los sacerdotes están al servicio de los demás, para custodiar, edificar y defender al pueblo. Es, dijo el Papa, "una relación de protección, de amor entre Dios y el pastor y del pastor y el pueblo":
"Al fin y al cabo un obispo no es obispo para sí mismo, los es para el pueblo; y un sacerdote no es sacerdote para sí mismo, los es para el pueblo: al servicio del pueblo, para hacer crecer, para pastorear al pueblo, al propio rebaño, ¿no? Para defenderlo de los lobos".
"¡Es bello pensar esto! Cuando en este camino el obispo hace esto es una bella relación con el pueblo, como el obispo Pablo hizo con su pueblo, ¿no? Y cuando el sacerdote tiene esta bella relación con el pueblo, nos da un amor: hay amor entre ellos, un verdadero amor, y la Iglesia se vuelve unida".
La relación del obispo y del sacerdote con el pueblo, prosiguió el Papa, es una relación "existencial, sacramental". Y añadió: "Nosotros tenemos necesidad de sus oraciones", porque también el obispo y el sacerdote pueden ser tentados". Los obispos y los sacerdotes deben rezar tanto, anunciar a Jesucristo Resucitado y "predicar con valor el mensaje de salvación". "Pero también nosotros somos hombres y somos pecadores y somos tentados".