ROMA,
Mons. Lawrence Subrato Howlader, Obispo Auxiliar de Chittagong (Bangladesh), agradeció al Gobierno por señalar que es "imposible" introducir una ley de blasfemia en el país, que aunque es apoyada por radicales islámicos, es rechazada por buena parte de la población.
"Muchas organizaciones diferentes en la sociedad civil han lanzado iniciativas públicas para decir no a la nueva propuesta de ley sobre la blasfemia. En general la gente no es favorable, sólo algunos grupos radicales la proponen. Como Iglesia Católica y otras minorías apreciamos el paso del gobierno, que ha dicho que es imposible introducirla", expresó en declaraciones a la agencia Fides.
Sin embargo, una nueva y masiva manifestación pro-blasfemia ha sido anunciada por grupos islámicos radicales para el 4 y 5 de mayo. La propuesta de ley presenta 13 peticiones, muchas de las cuales, señalan los defensores de los derechos humanos "están en conflicto con la constitución de Bangladesh".
Estas medidas llevarían a talibanizar Bangladesh, pues proponen la pena de muerte para cualquier persona declarada culpable de blasfemar contra el Islam; se quiere impedir que las mujeres trabajen con los hombres, prohibir todas las actividades culturales contrarias al Islam, y hacer obligatoria la educación islámica.
"Como cristianos nos oponemos porque uno de los puntos de la ley está dirigido precisamente contra los cristianos y trataría de impedir que los sacerdotes y fieles puedan ir a las aldeas para promover proyectos y actividades sociales", expresó el Prelado.
Sin embargo, "el Gobierno ha dejado claro que no va a aprobar esta ley y que tiene la intención de mantener un enfoque equitativo hacia todas las religiones. De lo contrario el país podría retroceder de 60 años".
"Los derechos humanos, la libertad religiosa, el derecho y la dignidad de las mujeres son principios fundamentales que no pueden ser detenidos o negados con una ley", recordó.
En la Diócesis de Chittagong ha surgido el movimiento radical Hefajat-e-Islam, que pretende imponer la ley islámica en el país. "Son pequeños pero poderosos y tratan de aumentar su influencia en la sociedad", en un país al 90% musulmán. "Con los musulmanes moderados continúa el diálogo interreligioso, y en el ámbito social trabajamos pacíficamente junto con organizaciones musulmanas. Estos grupos extremistas, sin embargo, rechazan cualquier relación con nosotros", explicó el Obispo Auxiliar.
"Seguimos orando y manteniendo la cautela. Cuando hay manifestaciones de protesta nos mantenemos lejos de las zonas más inseguras, porque puede explotar la violencia", expresó.
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