VATICANO,
Ante miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro esta mañana, el Papa Francisco retomó las catequesis sobre el Año de la Fe y alentó a todos a dejarse iluminar y transformar por la resurrección de Cristo, que es la fuerza y la esperanza del creyente.
Tras recordar que el Credo afirma que el Señor resucitó de entre los muertos, el Santo Padre subrayó que "esta breve confesión de fe anuncia precisamente el Misterio Pascual, con las "primeras apariciones del Resucitado a Pedro y a los Doce: la Muerte y la Resurrección de Jesús son justo el corazón de nuestra esperanza. Sin esta fe en la muerte y en la Resurrección de Jesús nuestra esperanza será débil, ya no será ni siquiera esperanza".
"Por desgracia, a menudo se ha tratado de oscurecer la fe de la Resurrección de Jesús, e incluso entre los propios creyentes se han insinuado dudas. Un poco una fe 'al agua de rosas', como decimos nosotros. No es la fe fuerte. Y esto por superficialidad, a veces por indiferencia, ocupados por miles de cosas que se consideran más importantes que la fe, o por una visión puramente horizontal de la vida".
El Pontífice destacó que "es precisamente la Resurrección la que nos abre a la esperanza más grande, porque abre nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte pueden ser derrotados. Y ello lleva a vivir con mayor confianza las realidades cotidianas, a afrontarlas con valentía y con empeño".
"La Resurrección de Cristo ilumina con una luz nueva estas realidades cotidianas ¡la Resurrección de Cristo es nuestra fuerza!", exclamó.
Francisco explicó luego que los primeros testigos de este crucial acontecimiento fueron mujeres, que encuentran el sepulcro vacío: "son llevadas por el amor y saben acoger este anuncio con fe: creen, y de inmediato lo transmiten, no lo tiene para sí mismas. Lo transmiten".