Es propiamente por la unidad de su Cuerpo Místico que Cristo ha enviado luego su Santo Espíritu y al mismo tiempo ha establecido a sus Apóstoles, entre los cuales Pedro sobresale como el fundamento visible de la unidad de la Iglesia.
En nuestro texto San Pablo nos enseña que también todos nosotros tenemos que colaborar para edificar la unidad de la Iglesia, ya que para realizarla es necesaria "la colaboración de cada articulación, según la energía propia de cada miembro" (Ef 4,16). Todos nosotros, pues, somos llamados a cooperar con el Sucesor de Pedro, fundamento visible de tal unidad eclesial.
3. La misión del Papa
Hermanos y hermanas en el Señor, el Evangelio de hoy nos reconduce a la última cena, cuando el Señor les dijo a sus Apóstoles: "Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado" (Jn 15,12). El texto también conduce a la primera lectura del profeta a Isaías sobre el actuar del Mesías, para recordarnos que la actitud fundamental de los Pastores de la Iglesia es el amor. Es aquel amor que nos empuja a ofrecer la misma vida por los hermanos. Nos dice, en efecto, Jesús: "nadie tiene un amor más grande que éste: dar la vida por los propios amigos"(Jn 15,12).
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La actitud fundamental de cada buen Pastor es pues dar la vida por sus ovejas (cfr. Jn 10,15). Esto vale sobre todo para el Sucesor de Pedro, Pastor de la Iglesia universal. Porque cuánto más alto y más universal es el oficio pastoral, tanto más grande tiene que ser la caridad del Pastor. Por esto en el corazón de cada Sucesor de Pedro resuenan siempre las palabras que el Divino Maestro dirigió un día al humilde pescador de Galilea: "Diligis me plus his? Pasce agnos meos… pasce oves meas"; ¿me quieres más que éstos? Apacienta mis corderos… ¡apacienta mis ovejas! (cfr. Jn 21,15-17).
En el surco de este servicio de amor hacia la Iglesia y hacia la humanidad entera, los últimos Pontífices también han sido artífices de muchas iniciativas benéficas hacia los pueblos y la comunidad internacional, promoviendo sin cesar la justicia y la paz. Rogamos para que el futuro Papa pueda continuar esta incesante obra a nivel mundial.
Del resto, este servicio de caridad es parte de la naturaleza íntima de la Iglesia. Lo ha recordado el Papa Benedicto XVI diciéndonos: "también el servicio de la caridad es una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y es expresión irrenunciable de su misma esencia" (Carta apostólica en forma de Motu proprio Intima Ecclesiae natura, el 11 de noviembre de 2012, proemio; cfr. Carta Encíclica Deus caritas est, n. 25).
Es una misión de caridad que es propia de la Iglesia, y de modo particular es propia de la Iglesia de Roma, que, según la bella expresión de S. Ignacio de Antioquía, es la Iglesia que "preside en la caridad"; "praesidet caritati" (cfr. Ad Romanos, praef.; Lumen gentium, n. 13).
Mis hermanos, oremos para que el Señor nos conceda a un Pontífice que desarrolle con corazón generoso tal noble misión. Se lo pedimos por intercesión de María Santísima, Reina de los Apóstoles, y de todos los Mártires y los Santos que en el curso de los siglos han hecho gloriosa esta Iglesia de Roma. ¡Amén!
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