ROMA,
Al hacerse efectiva la renuncia del ahora Papa emérito Benedicto XVI y comenzar el periodo de sede vacante, el pasado jueves 28 de febrero, este domingo es el primero en ocho años en que no reza el Ángelus junto a los fieles que se reúnen en la Plaza de San Pedro.
El último Ángelus que rezó Benedicto XVI fue el pasado domingo 24 de febrero, junto a 200 mil fieles reunidos en el Vaticano. En esa ocasión señaló que "el Señor me llama a 'subir al monte', a dedicarme aún más a la oración y a la meditación".
Durante sus ocho años de pontificado, desde su primer Regina Caeli, el 1 de mayo de 2005, Su Santidad Benedicto XVI rezó 455 junto a millones de fieles que lo acompañaron ya sea en la Plaza de San Pedro, en la residencia de verano de Castel Gandolfo, o en otros lugares del mundo.
Las palabras previas al rezo del Ángelus se convirtieron en una ocasión privilegiada para el ahora retirado Papa, para educar en la fe a los fieles, con palabras fuertes y claras.
El 22 de mayo de 2005, tras rezar en tres ocasiones el Regina Caeli, por Pascua, Benedicto XVI rezó el Ángelus, meditando antes en que "Dios es amor".
"La palabra que resume toda la revelación es esta: 'Dios es amor', y el amor es siempre un misterio, una realidad que sobrepasa la razón sin contradecirla, exalta su potencial".
En otra ocasión reflexionó sobre el misterio de la Santísima Trinidad, señalando que "Jesús nos ha revelado el misterio de Dios: Él, el Hijo, ha dado a conocer al Padre que está en el cielo, y nos dio al Espíritu Santo, el Amor del Padre y del Hijo".
Benedicto XVI reflexionó también sobre la importancia de que los cristianos no se vean infectados por el relativismo en su práctica religiosa, señalando que "toda parroquia está llamada a redescubrir la belleza del Domingo, el Día del Señor, en que los discípulos de Cristo renuevan la Eucaristía, comunión con Aquel que da significado a las alegrías y tristezas de cada día".
"'No podemos vivir sin el Domingo': Así profesaron los primeros cristianos, incluso a costa de su vida, y así estamos llamados nosotros a repetir hoy", aseguró.
Al concluir su último rezo del Ángelus, el domingo pasado, Benedicto XVI subrayó que su renuncia y su paso a la vida de oración "no significa abandonar a la Iglesia".
"Si Dios me pide esto es precisamente para que yo pueda seguir sirviéndola con la misma entrega y el mismo amor con que lo he hecho hasta ahora, pero de modo más apto a mi edad y a mis fuerzas", aseguró.
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