Edimburgo,
El Arzobispo de San Andrés y Edimburgo (Escocia), Cardenal Keith O'Brien, aseguró que estaría "muy feliz" si los sacerdotes tuvieran "la oportunidad de considerar si ellos podrían o deberían casarse".
En declaraciones a la BBC, El Cardenal O'Brien manifestó que, en su opinión, algunos asuntos como el aborto y la eutanasia eran "creencias dogmáticas básicas" de "origen divino", que la Iglesia no podría nunca aceptar, pero que ese no era el caso del celibato.
"Hubo un tiempo cuando los sacerdotes se casaban, y por supuesto que sabemos que en la actualidad hay algunas ramas de la Iglesia, en algunas ramas de la Iglesia Católica, los sacerdotes se pueden casar, así que esto no es, obviamente, de origen divino, y podría discutirse nuevamente", dijo.
El Arzobispo de San Andrés y Edimburgo, que el próximo 17 de marzo deberá presentar su carta de renuncia por cumplir los 75 años, tal como lo estipula el Código de Derecho Canónico, participará en el Cónclave para la elección del nuevo Papa, tras la renuncia de Benedicto XVI.
El Cardenal O'Brien aseguró que en su caso particular nunca pensó en si quería casarse, pues estaba "muy ocupado" con sus deberes pastorales.
El Arzobispo escocés aseguró que "en mi época no había elección y no lo pensabas mucho realmente, eso era parte de ser un sacerdote".
"Cuando era joven, los sacerdotes no se casaban y eso era todo", dijo.
Para el Cardenal elector, "es un mundo libre, y me doy cuenta de que muchos sacerdotes han encontrado muy difícil hacer frente al celibato mientras vivieron su sacerdocio y sintieron la necesidad de una compañera, de una mujer, con quien se pudieran casar y criar una familia propia".
El Código de Derecho Canónico, promulgado por el Beato Papa Juan Pablo II en 1983, asegura en el canon 277 que los sacerdotes "están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos, y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato".
En el mismo artículo, el celibato es considerado un "don peculiar de Dios", que permite "unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres".
Ya en 1979, el Beato Papa Juan Pablo II calificó como equívoca "la opinión, a menudo difundida, según la cual el celibato sacerdotal en la Iglesia católica sería simplemente una institución impuesta por ley a todos los que reciben el sacramento del orden".
"Todo cristiano que recibe el sacramento del orden acepta el celibato con plena conciencia y libertad, después de una preparación de años, de profunda reflexión y de asidua oración", dijo el Papa.
El sacerdote, señaló Juan Pablo II, "toma la decisión de vivir por vida el celibato sólo después de haberse convencido de que Cristo le concede este don para el bien de la Iglesia y para el servicio a los demás. Sólo entonces se compromete a observarlo durante toda la vida".
El Papa Benedicto XVI, en su audiencia general del 6 de junio de 2012, afirmó que "el celibato y la virginidad en la Iglesia son un signo luminoso del amor a Dios y al prójimo, que parte de una relación siempre más íntima con Cristo en la oración y se expresa en el don total de sí mismo".
Este lunes 25 de febrero se supo que el Papa Benedicto XVI aceptó la renuncia del Cardenal O´Brien al gobierno pastoral de la arquidiócesis de San Andrés y Edimburgo por haber llegado al límite de edad de 75 años.
(Actualizado a las 6:44 a.m. GMT-5)
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