VATICANO,
El Viceprefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana, Ambrogio Piazzoni, dio a conocer esta mañana una serie de datos interesantes sobre los cónclaves del siglo XX, como el hecho de que en 1914 tuvo que revisarse los votos para verificar que el Papa Benedicto XV no hubiera votado por sí mismo, algo que en las reglas de entonces no estaba permitido.
Piazzoni explicó al principio la historia del cónclave y cómo es que en el año 1179 Alejandro III dispuso que para una elección válida, el nuevo Pontífice debía tener dos tercios de los votos; mientras que en 1276 se realizó la primera elección a puertas cerradas, eligiéndose a Inocencio V. En el año 1621, el Papa Gregorio XV introdujo la obligación del voto secreto y escrito.
El primer cónclave del siglo XX, el de 1903 en el que se eligió a San Pío X, se dispuso la obligación de conservar en un archivo la documentación, a disposición solo del Santo Padre, sobre el cónclave y los distintos escrutinios.
En 1914, con la elección de Benedicto XV, "fue la única vez en la que se procedió a verificar los votos, porque el número de estos que elegía al Papa, era exactamente dos tercios de los participantes y como se consideraba inválido el voto de un cardenal por sí mismo, se debía verificar que Benedicto XV no hubiera votado por él mismo".
En 1922, el Papa Pío XI decidió extender de 10 a 15 días el periodo de espera para los cardenales no presentes en Roma para darle la posibilidad, incluso a los Purpurados más lejanos, de participar en el cónclave. En 1939, por primera vez en muchos siglos, el cónclave contó con la participación de todos los cardenales.
"Eran 62 y estaban todos presentes. En dos días y en tres votaciones fue elegido Eugenio Pacelli, el Papa Pío XII", dijo Piazzoni.