VATICANO,
El Papa Benedicto XVI hizo hoy una profunda, extensa y personal reflexión sobre lo que significa el Concilio Vaticano II para él y para toda la Iglesia, un evento en el que él mismo participó como perito. Ante los cientos de sacerdotes y obispos auxiliares de la diócesis de Roma, de la que pronto será Obispo Emérito, el Santo Padre contó episodios poco conocidos de la historia de este acontecimiento.
El encuentro, realizado en el Aula Pablo VI en el Vaticano donde suelen ser las audiencias generales de los miércoles, comenzó con la melodía de la canción "Tu es Petrus" (Tú eres Pedro), acompañado de los aplausos de los presentes, a los que Benedicto XVI respondió: "gracias por su amor, su amor por la Iglesia y por el Papa, gracias".
"Es para mí un don especial de la Providencia que antes de abandonar el ministerio petrino, todavía puedo ver a mis sacerdotes, al clero de Roma. Es siempre una gran alegría ver cómo vive la Iglesia, como en Roma la Iglesia está viva: hay pastores que en el espíritu del Pastor Supremo guían al rebaño de Cristo", dijo el Papa.
"Es verdaderamente un clero católico, universal y esto se encuentra en la Iglesia de Roma en sí, que atrae la universalidad, la catolicidad de todas las naciones, de todas las razas, de todas las culturas".
El Santo Padre agradeció luego al Cardenal Agostino Vallini, Vicario General del Papa para la diócesis de Roma, quien "ayuda a despertar, a encontrar las vocaciones en la misma Roma, porque si Roma es parte de una universalidad, también debe ser una ciudad con su propia fe fuerte, en la que también nacen las vocaciones. Y estoy convencido de que con la ayuda del Señor, podemos encontrar la vocación que él mismo nos da, guiarlas, ayudarlas a desarrollarse y ser más útil en el trabajo en la viña del Señor".
El Papa recordó la figura de San Pedro, el primer Papa cuyos restos mortales yacen debajo de la Basílica del mismo nombre en el Vaticano, que acompaña a la Iglesia y a sus sucesores como Vicarios de Cristo en la tierra.