BUENOS AIRES,
El domingo 3 de febrero en la basílica de Nuestra Señora de Luján (Argentina) se celebró una Misa en memoria del siervo de Dios en proceso de beatificación, Cardenal Eduardo Pironio, al cumplirse 15 años de su fallecimiento ocurrido el 5 de febrero de 1998.
La Misa, organizada por la Acción Católica Argentina, fue presidida por por Mons. Carlos Malfa, Obispo de Chascomús, y concelebrada por Mons. Fernando Maletti, Obispo de Bariloche, y Mons Raúl Martín, Obispo Auxiliar de Buenos Aires y delegado episcopal de la Pastoral de Juventud.
Mons. Malfa recordó al finalizar la Eucaristía unas líneas del Cardenal Pironio, que no han sido publicadas: "lo esencial de nuestra vida cristiana no es la pobreza, ni la cruz, sino el amor… la realidad de la cruz, en la vida y el ministerio de Jesús, se inserta como el único modo definitivo y concreto de amar. La cruz revela el amor, el amor explica la cruz; la cruz y el amor hacen posible e indefectible nuestra esperanza".
En la homilía, el Prelado dijo del Cardenal que fue como "un árbol que se va del patio familiar pero deja un gran hueco de luz", y precisó luego que la Iglesia en Argentina, con sus luces y sombras, "ha dado y ofrecido frutos de santidad" como la Beata María Crescencia Pérez y el Cura Brochero que será beatificado en septiembre.
El Prelado afirmó que, "sin adelantar absolutamente nada al juicio que sólo corresponde a la autoridad de la Iglesia" en la causa de beatificación, "recogemos con gratitud el testimonio de este hombre profundamente humano y todo de Dios que fue el Cardenal Pironio".
Tras recordar su gran amor por los jóvenes, el Obispo recordó unas palabras del Cardenal cuando dejó el cargo de Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos: "este es mi augurio para todos ustedes, queridos jóvenes: que sientan siempre el amor con que Jesús los quiere, que reclinen su cabeza en el pecho del Maestro para gustar su Palabra, y que acojan a María en su propia casa".