VATICANO,
En su mensaje previo al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI aseguró que “el verdadero profeta no obedece a nadie más que a Dios y se pone al servicio de la verdad”.
En relación al Evangelio de hoy, el Santo Padre recordó que los que escucharon a Jesús se cuestionaban “’¿No es este el hijo de José?’, que es como preguntarse: ¿qué aspiraciones puede tener un carpintero de Nazaret?”.
El Papa señaló que “es verdad que Jesús es el profeta del amor, pero también el amor tiene su verdad. Es más, amor y verdad son dos nombres de la misma realidad, dos nombres de Dios”.
“En la liturgia de hoy resuenan también estas palabras de san Pablo: ‘El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad’”.
Benedicto XVI aseguró que “creer en Dios significa renunciar a los propios prejuicios y acoger el rostro concreto con el que Él se ha revelado: el hombre Jesús de Nazaret”.
“Este camino conduce también a reconocerlo y a servirlo en los demás”, aseguró.
El Papa señaló que “en esto la actitud de María es iluminante. ¿Quién más que ella tuvo familiaridad con la humanidad de Jesús? Pero jamás se escandalizó como los paisanos de Nazaret”.
“Ella custodiaba en su corazón el misterio y supo acogerlo una y otra vez, cada vez más, en el camino de la fe, hasta la noche de la Cruz y a plena luz de la Resurrección”.
Al concluir su reflexión, el Papa pidió “que María nos ayude a recorrer con fidelidad y con gozo este camino”.
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