VATICANO,
En sus palabras previas al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI pidió a los fieles rezar por la unidad de los cristianos, particularmente durante esta Semana de oración, del 18 al 25 de enero, dedicada a ese fin, así como por la paz y el fin de toda violencia.
El Santo Padre animó a todos los fieles “a rezar juntos para que podamos realizar ‘Aquello que el Señor exige de nosotros’, como dice este año el tema de la Semana”.
El Papa indicó que “la Iglesia es la esposa de Cristo, el cual la hace santa y bella con su gracia. Sin embargo esta esposa, formada por seres humanos, está siempre necesitada de purificación”.
“Una de las culpas más graves que desfiguran el rostro de la Iglesia es la que va contra su unidad visible, en particular las históricas divisiones que han separado a los cristianos y que no han sido aún superadas”.
Por ello, Benedicto XVI indicó que “en estos días del 18 al 25 de enero, se desarrolla la anual Semana de oración por la unidad de los cristianos, un momento siempre grato a los creyentes y a las comunidades, que despierta en todos el deseo y el compromiso espiritual de la plena comunión”.
El Santo Padre recordó que el Evangelio de hoy aborda las bodas de Caná, “un episodio narrado por Juan, testigo ocular del hecho”.
“Este episodio ha sido colocado en este domingo que sigue inmediatamente al tiempo de Navidad porque, junto con la visita de los Magos de Oriente y con el Bautismo de Jesús, forma la trilogía de la Epifanía, o sea la manifestación de Cristo”.
Benedicto XVI explicó que “aquello de las bodas de Caná es en efecto ‘el inicio de los signos de Jesús’, o sea el primer milagro cumplido por Jesús, con el cual Él manifestó en público su gloria, suscitando la fe de sus discípulos”.
“Sucedió que hizo falta el vino, y María, la Madre de Jesús, lo hizo notar a su Hijo. Él le responde que aún no había llegado su hora; pero después, con la insistencia de María, llenadas de agua seis grandes ánforas , transformó el agua en vino, un vino excelente, mejor que el precedente”.
El Papa dijo que “con este ‘signo’, Jesús se revela como el esposo mesiánico, venido a establecer con su pueblo la nueva y eterna Alianza, según las palabras de los profetas: ‘Como se alegra el esposo con la esposa así se alegrará tu Dios contigo’”.
“El vino es símbolo de esta alegría del amor; pero esto alude también a la sangre, que Jesús, derramará al final para sellar su pacto nupcial con la humanidad”.
El Santo Padre anunció que el próximo viernes, como conclusión de la jornada de oración, “presidiré las Vísperas en la Basílica de San Pablo extramuros, en presencia de los Representantes de las otras iglesias y comunidades eclesiales”.
“Queridos amigos, a la oración por la unidad de los cristianos quisiera agregar todavía una vez mas la oración por la paz, para que, en los diversos conflictos por desgracia en acto, cesen las masacres de civiles inermes, tenga fin toda violencia, y se encuentre el coraje del diálogo y de la negociación”.
“Para ambas intenciones, invoquemos la intercesión de María Santísima, mediadora de gracia”, concluyó.
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