VATICANO,
En su primera audiencia general de este año 2013, el Papa Benedicto XVI señaló que la Navidad del Niño Jesús recuerda que nada es imposible para Dios que siempre actúa y obra maravillas en la vida de los hombres.
En el aula Pablo VI ante miles de fieles presentes, el Santo Padre dedicó su catequesis a explicar el origen de Jesús, cuya Natividad "ilumina una vez más con su luz la oscuridad que a menudo rodea nuestro mundo y nuestros corazones, trayendo esperanza y alegría".
El Papa explicó que como la Sagrada Familia de Nazaret, de donde surge el Niño Jesús, se puede aprender que "siempre, aun en medio de las dificultades más arduas que hay que afrontar, debemos confiar en Dios, renovando la fe en su presencia y en su acción en nuestra historia, como en la de María ¡Nada es imposible para Dios! Con Él, nuestra existencia camina siempre sobre un terreno seguro y está abierta a un futuro de esperanza firme".
Benedicto XVI resaltó luego que el origen de Cristo es Dios mismo que eligió a María para encarnarse como afirma el Credo: "ante esta frase inclinamos nuestras cabezas porque el velo que ocultaba a Dios, por así decirlo, se abre y su misterio insondable e inaccesible a nosotros se toca: Dios se convierte en Emmanuel, ‘Dios con nosotros’".
"Cuando escuchamos las misas compuestas por los grandes maestros de la música sacra, pienso por ejemplo en la Gran Misa de Mozart, de inmediato notamos cómo fijan la atención especialmente en esta frase, como tratando de expresar con el lenguaje universal de la música lo que las palabras no pueden manifestar: el gran misterio de Dios que se encarna, y se hace hombre".
El Papa explicó que sin la Virgen María "la entrada de Dios en la historia humana no hubiera llegado a su fin, y no hubiera sido posible aquello que es fundamental para nuestra Profesión de fe: Dios es un Dios con nosotros. Así que María forma parte esencial de nuestra fe en el Dios que actúa, que interviene en la historia. Ella ofrece su persona entera, ‘acepta’ convertirse en la morada de Dios".