VATICANO,
El Papa Benedicto XVI señaló que el deporte es un camino que presupone una auténtica maduración humana en el que pueden vivirse los verdaderos valores y en el que la humildad "es el secreto de la victoria".
Así lo indicó el Santo Padre en su discurso esta mañana en la Sala Clementina del Vaticano a una delegación del Comité Olímpico Nacional Italiano y algunos atletas de ese país, a quienes recordó que "no sólo se les pide competir y obtener resultados".
Toda actividad deportiva, dijo el Santo Padre, "exige lealtad en la competición, el respeto del propio cuerpo, el sentido de solidaridad y de altruismo y luego también la alegría, la satisfacción y la fiesta. Todo esto presupone un camino de auténtica maduración humana, hecho de renuncias, tenaz, de paciencia y sobre todo de humildad, que no es aplaudida, pero que es el secreto de la victoria".
Tras señalar que "un deporte que quiere tener un sentido pleno para quien lo practica debe estar siempre al servicio de la persona" que necesita "educación, espiritualidad y valores trascendentes", el Papa recordó que "el deporte es de hecho un bien educativo y cultural, capaz de revelarle al hombre a sí mismo y acercarlo y comprender el valor profundo de su vida".
El Papa destacó luego que el Concilio Vaticano II, en la Constitución pastoral Gaudium et spes, expresa su auspicio de que el deporte "contribuya a afinar el espíritu del hombre, permita a la persona enriquecerse con el conocimiento recíproco, ayude a mantener el equilibrio de la personalidad, favorezca las fraternas relaciones entre hombres de todas las condiciones, naciones y estirpes diversas".
"La Iglesia se interesa por el deporte, porque está en el corazón del hombre, todo el hombre, y reconoce que la actividad deportiva incide en la educación, en la formación de la persona, en las relaciones, en la espiritualidad".