VATICANO,
El Papa Benedicto XVI explicó esta mañana que el Árbol de Navidad, cuyas luces se encienden hoy en la Plaza de San Pedro, es un signo de la luz de Dios que ilumina a todos los hombres en medio de las tinieblas y las dificultades.
En su discurso a la delegación de la región italiana de Molise de la que procede este año el abeto colocado en San Pedro, el Papa exhortó a vivir "con serenidad e intensidad la Navidad del Señor. Él, según el célebre oráculo del profeta Isaías, apareció como una gran luz para el pueblo que caminaba en las tinieblas".
Benedicto XVI recordó que "Dios se ha hecho hombre y ha venido entre nosotros, para disipar las tinieblas del error y del pecado, trayendo a la humanidad su luz divina".
"Esta luz altísima, de la que el árbol navideño es signo y recuerdo, no sólo no ha perdido intensidad con el paso de los siglos, sino que sigue resplandeciendo sobre nosotros e iluminado a todos los que vienen al mundo, especialmente cuando deben atravesar momentos de incertidumbre y dificultad. Jesús mismo dirá de sí: ‘Yo soy la luz del mundo; quien me sigue, no camina en las tinieblas, sino que tendrá la luz de vida’".
El Papa recordó luego que "cuando en las diversas épocas se ha intentado apagar la luz de Dios para encender fuegos ilusorios y engañosos, se han abierto estaciones marcadas por trágicas violencias sobre el ser humano. Ha sido así porque cuando se intenta borrar el nombre de Dios de las páginas de la historia, el resultado es que se trazan renglones torcidos, en los que hasta las palabras más hermosas y nobles pierden su verdadero significado".
"Pensemos en términos como ‘libertad’ o ‘bien común’, ‘justicia’: privados de la raíz de Dios y su amor, en el Dios que ha mostrado su rostro en Jesucristo, estas realidades está con frecuencia a mercede de los intereses humanos, perdiendo su vínculo con las exigencias de la verdad y la responsabilidad civil".