LONDRES,
La organización abortista Amnistía Internacional (AI) enfrenta uno de los momentos más críticos en su historia, al sufrir de paralizaciones y protestas de sus trabajadores en todo el mundo, quienes cuestionan la capacidad de la organización para defender los derechos humanos si es incapaz de velar por los de sus propios empleados.
Según informa el diario británico The Independent, tras un proceso de reorganización estructural, que incluye docenas de despidos, AI enfrenta protestas de sus empleados en sus sedes de todo el mundo, de forma particular en las oficinas de Senegal, París (Francia), Uganda, Beirut (Líbano), Nueva York (Estados Unidos), Hong Kong (China) y Johannesburgo (Sudáfrica)
Sin embargo, refiere el diario británico, el problema podría ser tan profundo como una "lucha por el alma" de la organización.
Amnistía Internacional fue fundada en Londres (Reino Unido) en 1961, por el abogado católico Peter Benenson, como una institución defensora de los derechos humanos, particularmente los prisioneros de conciencia, encarcelados por su fe bajo regímenes autoritarios.
Por su trabajo en este campo, la organización recibió el Premio Nobel de la Paz en 1977.
Tras los ataques de Al Qaeda a las torres gemelas en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, AI decidió modificar su enfoque a derechos económicos, sociales y culturales.