VATICANO,
La Sala de Prensa de la Santa Sede difundió una síntesis del Mensaje Final del Sínodo de los Obispos aprobado esta mañana, en la que los pastores de todo el mundo alientan a los cristianos a buscar la conversión para renovar el anuncio de la Buena Nueva, sin pesimismo ni miedo y con la certeza de que éste "sigue siendo el mundo que Dios ama".
En el texto, que servirá de base a la Exhortación Post Sinodal del Papa Benedicto XVI, los obispos recuerdan el encuentro de Jesús con la samaritana en el pozo como "la imagen del hombre contemporáneo con un ánfora vacía, que tiene sed y nostalgia de Dios, y hacia el que la Iglesia debe dirigirse para hacerle presente al Señor. Y como la samaritana, quien encuentra a Jesús no puede hacer otra cosa sino convertirse en testigo del anuncio de salvación y esperanza del Evangelio".
Los obispos destacan "la necesidad de reavivar la fe que corre el riesgo de oscurecerse en los contextos culturales actuales, también frente al debilitamiento de la fe en muchos bautizados. El encuentro con el Señor, que revela a Dios como amor, sucede sólo en la Iglesia como forma de comunidad acogedora y experiencia de comunión; desde aquí, entonces, los cristianos pasan a ser sus testigos en otros lugares".
Asimismo, sostienen con la Iglesia que "para evangelizar hay que estar, ante todo, evangelizados y lanza una llamada –empezando por ella misma– a la conversión, porque la debilidad de los discípulos de Jesús pesa sobre la credibilidad de la misión. Conscientes del hecho de que el Señor es la guía de la historia y que, por tanto, el mal no tendrá la última palabra, los obispos invitan a los cristianos a vencer el miedo con la fe y a mirar el mundo con sereno coraje porque, aunque éste está lleno de contradicciones y retos, sigue siendo el mundo que Dios ama".
"Por consiguiente, nada de pesimismo: globalización, secularización y nuevos escenarios de la sociedad, migraciones, incluso con las dificultades y sufrimientos que conllevan, deben ser oportunidad de evangelización. Porque no se trata de encontrar nuevas estrategias como si el Evangelio hubiera que difundirlo como un producto de mercado, sino de redescubrir los modos con los que las personas se acercan a Jesús".
El mensaje mira a la familia como lugar natural de la evangelización e insiste en que debe ser sostenida por la Iglesia, la política y la sociedad. Dentro de la familia, se resalta el papel especial de las mujeres y se recuerda la situación dolorosa de los divorciados y vueltos a casar: aunque se reconfirma la disciplina sobre al acceso a los sacramentos, se insiste en que no están abandonados por el Señor y que la Iglesia es la casa que acoge a todos.