LONDRES,
El saliente arzobispo de Canterbury y líder máximo de la iglesia anglicana, Rowan Williams, está haciendo sus últimos intentos para persuadir a las demás autoridades de su confesión cristiana en Inglaterra para que el próximo sínodo general apruebe la ordenación de mujeres como "obispas".
Esta situación ha tensado las relaciones en la Comunión Anglicana, dividida teológicamente entre quienes aceptan la ordenación episcopal femenina y quienes se rehúsan ante esa posibilidad. Desde 1994, los anglicanos admitieron la ordenación de sacerdotisas.
En un artículo publicado en el informativo anglicano The Church Times, el Arzobispo Williams dijo que la norma que acepte la ordenación episcopal femenina "formará el futuro de la iglesia de Inglaterra por generaciones".
Para Williams, un voto contra la propuesta de la ordenación de obispas "pone en riesgo de comprometernos en un periodo de continuo y quizás intensificado conflicto interno sin una salida clara garantizada".
Williams está tratando de presionar con esta medida al Sínodo General de noviembre, la última reunión de los líderes anglicanos antes de que él deje su cargo en diciembre de este año, tras 10 años de liderar la iglesia de Inglaterra.
Si la ordenación de obispas no es aprobada en este sínodo, la propuesta no podría ser revisada sino hasta el próximo Sínodo General, dentro de 10 años.