VATICANO,
El Papa Benedicto XVI recibió esta mañana a los obispos que participaron en el Concilio Ecuménico Vaticano II y a los presidentes de las conferencias episcopales presentes en el Sínodo sobre la Nueva Evangelización, a ellos les dijo que el aggiornamento no significa ruptura sino que es vitalidad continua de la Tradición.
El Papa, que tomó parte en el Vaticano II como perito conciliar, dijo a los Padres venidos a Roma que "son tantos los recuerdos que afloran a nuestra mente –y que cada uno tiene muy grabados en el corazón–, de aquel período tan vivaz, rico y fecundo que fue el Concilio; pero como no quiero prolongarme mucho (...) me gustaría recordar solamente cómo una palabra, lanzada por el beato Juan XXIII, casi de forma programática, retornaba continuamente en los trabajos conciliares: la palabra ‘aggiornamento’", que podría traducirse como "actualización" o "puesta al día".
"Cincuenta años después de la apertura de aquella solemne asamblea de la Iglesia, alguien se preguntará si aquella expresión no haya sido, quizás desde el principio, completamente apropiada".
"Pienso –prosiguió– que sobre la elección de las palabras se podría discutir durante horas y se encontrarían pareceres continuamente discordantes, pero estoy convencido de que la intuición que el beato Juan XXIII compendió con esta palabra fue y es todavía exacta".
Benedicto XVI resaltó que "el cristianismo no debe considerarse como ‘algo del pasado’, ni debe vivirse mirando perennemente ‘hacia atrás’ porque Jesucristo es ayer, hoy y para la eternidad. El cristianismo está marcado por la presencia del Dios eterno, que entró en el tiempo y está presente en todo tiempo, porque todo tiempo brota de su potencia creadora, de su ‘hoy’ eterno".
"Por eso el cristianismo es siempre nuevo. No tenemos que considerarlo como un árbol completamente desarrollado partiendo del grano de mostaza evangélico que crece, da fruto y, un buen día, envejece y pierde su energía vital. El cristianismo es un árbol que, por así decir, es siempre joven".