VATICANO,
"La seguridad mundial no puede basarse en las armas nucleares", dijo el Arzobispo Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados y jefe de la delegación de la Santa Sede en la 56º sesión de la Conferencia del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) el pasado 17 de septiembre.
En la ciudad de Viena (Austria) y en su participación en el evento que concluye este viernes, el Arzobispo dijo que "la Santa Sede considera al Tratado para la Prohibición global de los experimentos nucleares (CTBT), una herramienta importante para alcanzar este fin, sin mencionar sus aplicaciones potenciales, civiles y científicas, a través el sistema de Supervisión Internacional".
El Prelado dijo además que "la Santa Sede está convencida de que, trabajando juntos, la firma, la ratificación y la entrada en vigor del Tratado representan una aportación significativa para el futuro de la humanidad, así como para la protección de la tierra y del ambiente que el Creador nos ha confiado".
"Para ello, también la ratificación por parte de todos los países, en particular de las potencias nucleares, de los respectivos protocolos de los Tratados para las zonas libres de armas nucleares es de gran importancia".
Mons. Mamberti afirmó que "la Santa Sede reafirma su fuerte apoyo a los esfuerzos para instituir esas zonas en Oriente Medio y tiene confianza en los debates que sobre ese argumento tendrán lugar en Finlandia. Las zonas libres de armas nucleares son el mejor ejemplo de confianza y afirmación de que la paz y la seguridad son posibles sin la posesión de armas nucleares".
"Un tema importante que atañe no solo a la familia de la AIEA, sino a la familia humana en su conjunto, es la seguridad nuclear (...) Lo ocurrido en la planta nuclear de Fukushima-Daiichi ha revelado con rapidez que una crisis nuclear local es, de hecho, un problema global".