ROMA,
"Estábamos preparándonos desde hace tiempo para la visita del Papa Benedicto XVI a nuestro país. Pero evidentemente, con los acontecimientos de los últimos tiempos, llega en un momento y en un contexto histórico que la hacen aún más valiosa", señala a la agencia Fides el Padre Simon Faddoul, Presidente de Cáritas Líbano.
En concreto, la situación de emergencia en la que ahora están trabajando los voluntarios de Cáritas Líbano es la del flujo desesperado de refugiados que huyen de Siria.
"Los datos oficiales de las Naciones Unidas hablan de 55 mil refugiados. En realidad el número real podría estar entorno a los 150 mil, ya que la mayoría de las nuevas llegadas no se registran", explica el sacerdote.
Se trata en su mayoría de sunitas, con porcentajes más pequeños de cristianos y alauitas. Se concentran en el valle de Bekaa y en los distritos del norte de Trípoli y Akkar, encontrando asilo en las escuelas, en edificios abandonados o en campamentos improvisados.
Hasta el momento no se han creado campamentos organizados y dotados de servicios. La única ayuda es la que proporcionan las organizaciones de la ONU para los refugiados y las ONG musulmanas y cristianas, incluida la Cáritas.
Exactamente treinta años después de las masacres en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, el Padre Faddoul espera y confía que la visita del Papa también pueda atraer, como efecto secundario, la atención de la opinión pública internacional sobre esta última crisis humanitaria que hasta el momento permanece no muy conocida.