VATICANO,
Al recibir esta mañana en Castel Gandolfo a 92 obispos nombrados recientemente, el Papa Benedicto XVI explicó que la fe es el don más importante que se ha recibido en la vida y por ello no debe permanecer escondida sino que debe compartirse.
En su discurso a los prelados, provenientes de comunidades de reciente formación en África, Asia, América Latina y Oceanía, que participan en el curso de formación promovido por la Congregación para la Evangelización de los pueblos, el Santo Padre resaltó que "la fe es un don que debe acogerse en el corazón y la vida, que se debe agradecer siempre al Señor".
Benedicto XVI explicó luego que "la fe es dada para ser compartida: un talento entregado para dar fruto, una luz que no se ha dado para permanecer escondida. ¡La fe es el don más importante que se nos ha dado en la vida: no podemos tenerlo sólo para nosotros!"
Tras recordar el impulso evangelizador de los Papas Pablo VI y Juan Pablo II, Benedicto XVI cuestionó: "los hombres podrán salvarse por otros medios, a través de la misericordia de Dios, aunque no prediquemos el Evangelio, ¿pero podremos salvarnos si por negligencia, por miedo o vergüenza, o como resultado de las ideas falsas omitimos anunciarlo?"
"Tal interrogante debe resonar en nuestros corazones como un llamado a experimentar la absoluta prioridad de la tarea de la evangelización".
Para cumplir con esta misión, prosiguió el Pontífice, "no falten a su primera responsabilidad de hombres de Dios, llamados a la oración y al servicio de su Palabra a favor de la grey (…) Tengan la mirada fija en Jesús, el Pastor de pastores: el mundo de hoy necesita personas que hablen a Dios para poder hablar de Dios. Sólo así la Palabra de salvación podrá dar fruto", dijo el Papa.