CARACAS,
La Conferencia Episcopal de Venezuela expresó su profundo dolor por la tragedia que ha ocasionado una explosión y el consecuente incendio en una de las cuatro refinerías más grande del mundo, que ha ocasionado la muerte de 41 personas y que ha dejado a varias otras decenas heridas, y que por tercer día consecutivo aún sigue en llamas.
Las autoridades de Amuay, la mayor planta de refinación de Venezuela con una capacidad de 645 mil barriles de petróleo por día (bpd), admitieron que de no sofocarse las llamas se esperará a que se consuma el combustible para reiniciar las operaciones tras dos días.
Ivan Freites, presidente del sindicato del Centro de Refinación Paraguaná, que incluye Amuay y la refinería de Cardón duda de ese pronóstico. "Quien dice que la refinería reiniciará en dos días desconoce los procesos. Una refinería no es una cafetera", advirtió.
"Estimamos que esta situación se solvente en las próximas horas, disminuya mucho el incendio, por lo menos en uno de los tanques, para luego concentrarnos en el otro y dar por extinguido el incendio", dijo el Ministro de petróleo y minería, Rafael Ramírez, a la televisión estatal.
La explosión se habría producido luego de tres días de una fuga de gas que ha sido desmentida por el presidente Hugo Chávez. Sin embargo, Freites señaló al respecto que "se pretende confundir a la opinión pública. Los gerentes están actuando como operadores políticos, declaran para conservar sus puestos".
Sobre esta delicada situación, los Obispos señalan que las muertes de las 41 personas a causa de la explosión y el incendio "enlutan y entristecen a todo el pueblo venezolano y, en particular, a los habitantes del estado Falcón".