SANTO DOMINGO,
El viernes pasado falleció Rosalba Almonte, la adolescente de 16 años con trece semanas de embarazo que se encontraba recibiendo un tratamiento de quimioterapia para combatir la leucemia, y cuya tragedia fue usada por grupos feministas para impulsar el aborto en el país.
La joven falleció en el Centro Médico de los Maestros (Semma), donde recibía la quimioterapia desde el 20 de julio en medio del debate entre feministas que pedían un aborto y grupos pro-vida que recordaban que la Constitución protege al ser humano desde el momento de la concepción.
El viernes 17 de agosto en la madrugada la adolescente expulsó el feto y en la mañana falleció.
Según la prensa local, los médicos indicaron que hicieron lo que clínicamente se debía hacer, independientemente de la presión de los medios.
Durante los días previos, el Arzobispo de Santo Domingo y Primado de América Latina, Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, dispuso que se socorriera a la familia y se le ayudara a través del Centro de Diagnóstico y Medicina Avanzada y Telemedicina.
Con el apoyo concreto de la Iglesia se cubrió los costos de los análisis y las plaquetas que necesitaba Rosalba.