Un profesor criado por una pareja de lesbianas defendió al sociólogo Mark Regnerus en Estados Unidos, quien está bajo investigación por “mala conducta” académica tras la queja de un activista gay sobre su trabajo, en el que reveló el drama que afrontan los hijos de parejas homosexuales cuando alcanzan la adultez.
En un ensayo titulado “Creciendo con dos mamás: La perspectiva no contada de los niños”, difundido el 6 de agosto, Robert Oscar López, un profesor de origen latino que enseña inglés en la Universidad Estatal de California-Northridge, escribió que “los hijos de parejas del mismo sexo tienen un duro camino por delante. Lo sé, porque yo he estado ahí”.
El ensayo fue publicado por el Instituto Witherspoon, que estuvo involucrado en el financiamiento del estudio de Regnerus. En él, López describe su “muy difícil” crianza, y agradece a Regnerus por remarcar la experiencia de otros como él.
Los hallazgos de Regnerus, publicados en la revista Social Science Research, en junio de este año, muestran que cuando llegan a la edad adulta, los niños criados por parejas homosexuales tienden a tener menores ingresos, más problemas físicos y mentales, relaciones menos estables y tasas de crímenes más altas.
El bloguero Scott Rose, que defiende el mal llamado “matrimonio” gay en el sitio web del Movimiento de los Nuevos Derechos Civiles, escribió una queja a la universidad de Regnerus, lo que resultó en una investigación contra el profesor por supuesta “mala conducta” académica.
López, un hombre casado con una compleja historia personal, dijo en su ensayo que Regnerus está siendo atacado por revelar “lo que el movimiento de activistas gay han buscado borrar laboriosamente o al menos ignorar”.
“Ya sea que la homosexualidad sea elegida o innata, o si el matrimonio gay se legaliza o no, ser extraño es duro”, escribió López que se identifica como bisexual, “porque tomaría varias novelas explicar cómo terminé siendo ‘heterosexual’ tras casi treinta años como un hombre gay”.
“Cuando tu vida en el hogar es tan drásticamente diferente de la de todos a tu alrededor, de forma esencial que choca con las relaciones físicas básicas, creces extraño”, indicó el profesor universitario.
“No tengo desórdenes de salud mental o alguna enfermedad biológica. Sólo crecí en una casa tan inusual que estaba destinado a existir como un paria social”.
El efecto de esa crianza, afirma López, “hace difícil encontrar amigos, interfiere con el crecimiento profesional, y a veces lo lleva a uno por un camino saturado de automedicación, en la forma de alcoholismo, drogas, apuestas, comportamiento antisocial y sexo irresponsable”.
López, criado por su madre y su “pareja romántica femenina” entre 1973 y 1990, fue el hijo más joven de su madre, y el único miembro de la familia cuya infancia no incluyó a su padre.
“En otras palabras, yo fui el único hijo que experimentó la vida bajo la ‘paternidad gay’ tal como el término se entiende hoy”, dijo.
López expresó su amor por su madre, pero dijo que “crecer con madres gay fue muy difícil, y no por el prejuicio de los vecinos”, sino que no tuvo “una figura masculina a quién seguir en lo absoluto”, mientras que su madre y su pareja “eran diferentes a los padres o madres tradicionales”.
“Como resultado tuve muy pocos estímulos sociales para ofrecer a potenciales amigos masculinos o femeninos, ya que no tenía ni confianza o sensibilidad con otros”, y así “me hice raramente amigo de gente y alienaba a otros fácilmente”.
El profesor de inglés indicó que la mayoría de adultos que se identifican como homosexuales tuvieron la ventaja de ser “criados en un hogar tradicional”.
La carencia de modelos de rol tradicionales de cualquiera de los sexos le originó sufrimiento “en formas que son difíciles para los sociólogos de indexar”.
López se identificó como bisexual en la universidad, antes de dejar la escuela y envolverse “en lo que sólo puede ser llamado como submundo gay”.
“Cosas terribles me pasaron ahí”, confesó.
Más tarde, se sorprendió de involucrarse románticamente con una mujer. Se casó y se convirtió en un padre, eligiendo “dejar de lado mi propio pasado homosexual”, y juró “nunca divorciarme de mi esposa o buscar a otra persona, hombre o mujer, hasta mi muerte”.
“Elijo ese compromiso para proteger a mis hijos de lidiar con un drama nocivo, incluso cuando crezcan y se conviertan en adultos”, pues “cuando eres un padre, las inquietudes éticas giran alrededor de tus hijos y tú alejas tu interés propio, para siempre”.
López no participó en el estudio de Regnerus sobre los hijos de parejas homosexuales, pero comenzó a escribirse con él después de que su estudio fue publicado. En su ensayo, él agradeció al sociólogo por resaltar las experiencias de vida que él cree que algunos activistas homosexuales prefieren pasar por alto.
Parte de la controversia que rodea el estudio de Regnerus parte de su financiamiento por el Instituto Witherspoon, al que el lobby gay considera conservador. López también se describe como conservador, y anticipó la respuesta de los activistas a su defensa del profesor Regnerus.
“Muchos han descartado mi historia con cuatro simples palabras: ‘pero tú eres conservador’. Sí, lo soy. ¿Cómo me salí con la mía? Me moví al lado correcto porque viví precisamente el tipo de ambiente de identidad anti-normativa, marginalizada y oprimida que la izquierda celebra”, escribió.
“Soy un intelectual latino bisexual, criado por una lesbiana, que experimentó la pobreza en el Bronx en la adultez. Soy suficientemente perceptivo para darme cuenta de que las políticas sociales liberales no ayudan realmente a la gente en esas condiciones. Especialmente perjudicial es la actitud liberal de que no debemos ser críticos sobre el sexo”.
López afirmó que “soy conservador y apoyo los hallazgos de Regnerus. ¿O es que los hallazgos de Regnerus me recuerdan las cosas que me hicieron conservador, en primer lugar?”.
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