ROMA,
El Arzobispo de Génova y Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Cardenal Angelo Bagnasco, señaló que San Lorenzo mártir al dar testimonio de su fe ante el emperador pagano Valeriano en el siglo III, no actuó para defender las riquezas de la Iglesia sino su libertad. Esa decisión le costó morir quemado vivo sobre una parrilla.
En la homilía de la Misa que celebró en Roma en la Catedral dedicada a San Lorenzo en el día en que la Iglesia celebra su fiesta, el Cardenal habló de este Santo que murió cuatro días después del martirio del Papa Sixto II y otros cuatro diáconos más.
Lorenzo, que se encargaba de administrar los bienes de la Iglesia de Roma, ha explicado el Purpurado, ante la pretensión de entregarlos al emperador, toma una decisión sorprendente y altamente simbólica: los entrega a los pobres y los presenta a Valeriano.
"Con un solo gesto, significa dos cosas: que en la Iglesia todo bien es destinado a los pobres, y que los pobres son el verdadero tesoro de la Iglesia", dijo el Cardenal Bagnasco según señala la nota de Radio Vaticano.
El gesto de Lorenzo y su martirio, "fueron motivo de discusión en el mundo pagano: ¿no hubiera sido más lógico salvar la vida y obtener honores cediendo ante el poderoso? ¿Por qué beneficiar a los miserables y morir de una manera tan cruel?"
La opción del diácono mártir fue la fe en Jesús. El Cardenal refirió que si Lorenzo no hubiera hablado, su martirio hubiera pasado a la historia como el acto de un loco: "no es suficiente el testimonio cristiano, como a veces se piensa, es necesaria también la palabra clara y valiente que acompaña los actos e ilumina su significado. El solo testimonio puede resultar una rareza. La palabra en cambio ilumina".