ROMA,
El Secretario del Pontificio Consejo para la Familia, Mons. Jean Laffitte, recordó que las personas divorciadas vueltas a casar deben participar de la Santa Misa y participar en la Comunión solamente de manera espiritual.
En entrevista concedida a ACI Prensa el 25 de julio en Roma, Mons. Laffitte señaló, que las personas divorciadas que contrajeron segundas nupcias, aunque no puedan recibir la comunión eucarística "siguen estando plenamente dentro de la Iglesia" y "siempre pueden tener una comunión espiritual fructífera".
Al recordar la Exhortación Apostólica del Beato Juan Pablo II, Familiaris Consortio, el Prelado explicó que existe una distinción entre la comunión espiritual y la comunión eucarística, que afirma que sin la primera, no puede existir la segunda.
En este sentido, Mons. Laffitte indicó que la comunión espiritual es la forma en la que la persona se une personalmente a Cristo en el momento de la redención del Santo Sacrificio, para así, después, recibir la comunión eucarística.
En esta perspectiva, "las personas que por una u otra razón no pueden recibir la Santa Comunión, o comulgar, siempre pueden tener una comunión espiritual fructífera", remarcó.
"Esto no es una disciplina inventada por la Iglesia", recordó, y por lo tanto, en el matrimonio, "los cónyuges hacen un pacto con Dios, y Dios hace un pacto con ellos", que crea un sacramento indisoluble. Una segunda unión "lo convertiría en algo contradictorio y contrario a lo sacramental".