ROMA,
El Vaticano está analizando su respuesta tras la ordenación episcopal ilícita en China del sacerdote Joseph Yue Fusheng, el 6 de julio, pese a las advertencias que hizo en distintas oportunidades.
Una de estas últimas advertencias fue hecha por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos que el 3 de julio señaló que "esta ordenación episcopal de Harbin creará confusión y división entre la comunidad católica en China".
"Si se quiere que la Iglesia en China sea Católica, no se debe proceder con ordenaciones que no tienen la aprobación del Santo Padre", indicó el dicasterio.
En una respuesta emitida al día siguiente, el 4 de julio, la Administración Estatal China para Asuntos Religiosos, consideró la advertencia del Vaticano como "muy indignante y escandalosa", y añadió que su política de "auto-ordenación" continuará.
Según diversas informaciones, cinco obispos en comunión con el Vaticano tomaron parte en la ordenación ilícita, en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en Harbin, la capital de la provincia de Heilongjiang. Además estuvieron presentes unos 40 sacerdotes.
Los presbíteros participantes también fueron advertidos por el Vaticano, en su comunicado del 3 de julio, que se estaban "exponiendo a sí mismos a serias penalidades canónicas, prescritas por la ley de la Iglesia".