Perú: Cardenal Cipriani exhorta al diálogo y fin de la violencia en Cajamarca

"Creo que hace falta poner orden con el diálogo y pedir a Dios para que ilumine a ambas partes. No hagamos con esto un experimento en que la última palabra sea el diálogo. No, la última palabra es la verdad, la justicia, el bien común y el llevar el bienestar a muchas personas que están en pobreza".

El Cardenal Cipriani remarcó que la Iglesia enseña que la democracia tiene que sustentarse en valores, y que existen normas que no están en manos de ninguna mesa de diálogo o de persona alguna.

"El estado de derecho, la dignidad de las personas y el respeto a la tranquilidad pública están por encima de todo. Son derechos y deberes que no están en discusión en ninguna mesa de diálogo porque son inherentes a la persona", señaló.

El Purpurado subrayó que "nadie puede apropiarse de las normas de la democracia por su cuenta".

"Es imposible llegar a la paz si no hay verdad. Personalmente, veo muy difícil y compleja la situación y creo que no se trata de decir ‘ojalá que tengan suerte’; sino que se trata de decir ‘ojalá que el estado de derecho y el respeto a las leyes se plasmen en el país’".

El Cardenal Cipriani también lamentó el modo de actuar de las autoridades de Cajamarca, que, a su criterio, han desafiado la gobernabilidad, el derecho y el respeto a alternativas diferentes a las suyas.

"Este esquema que viene utilizando la gente en Cajamarca es un esquema de violencia y destrucción que es muy conocido en el país. Tenemos que despertar a la realidad y a la verdad; abrir todos los campos de diálogo, pero sin chantajes".

El Arzobispo de Lima señaló que "en este momento, de alguna manera, el desafío de las personas en Cajamarca, de estos líderes y grupos, es un desafío del cual tienen que pedir perdón a la población peruana. El Perú no tiene por qué aceptar el maltrato, el abuso, la demagogia y yo diría que hasta las muertes".

Para el Cardenal Cipriani, que estos dirigentes aseguren que el Estado no los quiere escuchar "es una mentira bastante organizada que han impuesto. Ojala que vuelva la luz y la verdad a brillar".

"Aquí hay intereses no sólo de dos partes. Creo que hay muchas ONG de afuera haciendo daño al país y hasta ahora no se aclara. Creo que hay un juego de empresas que no quieren que esa empresa que está ahora ahí sea la que explote ese recurso".

El Cardenal coincidió con el presidente de la República, Ollanta Humala, en sus criticas e indignación hacia quienes usan los muertos para hacer manifestaciones políticas.

"Yo diría primero: oración; en segundo lugar: la verdad; en tercer lugar: poner un poco más de juicio y sentido común. Pero no juguemos con el país, no juguemos con la pobreza, no juguemos con los muertos".

El Arzobispo de Lima subrayó el deber de las autoridades elegidas por los peruanos de mantener el estado de derecho, y evitar que grupos políticos o sindicales continúen generando problemas que perjudican al país.

"El Estado tiene la obligación de poner orden. Todos los diálogos que se quieran son bienvenidos, pero el diálogo no es un fin, es un medio. Hay que lograr el fin que es la verdad, la paz y el desarrollo del país", concluyó.

Junto a Mons. Cabrejos también se encuentra en Cajamarca como facilitador para el diálogo el controvertido sacerdote Gastón Garatea, cuyas licencias ministeriales en la arquidiócesis de Lima no fueron renovadas a causa de una serie de posturas suyas contrarias a la doctrina católica como el apoyo a la agenda del lobby gay y la píldora abortiva del día siguiente.

La decisión generó una ola de ataques mediáticos contra el Cardenal Cipriani así como una serie de expresiones de respaldo al Purpurado por parte de sacerdotes, obispos y laicos.