ROMA,
Con ocasión de la Jornada Mundial de la Oración por China, instituida en 2007 por el Papa Benedicto XVI en su carta dirigida a la Iglesia del país asiático, el China Prayer Group peregrinó desde San Pedro del Vaticano hasta la Basílica de Santa María la Mayor para orar por "toda la Iglesia que sufre en China".
Al finalizar la etapa, los peregrinos asistieron a una Misa que celebró el Cardenal Julián Herranz Casado, Presidente del Pontificio Consejo para los Textos legislativos.
Para llegar a Roma, algunos de los participantes tuvieron que salir del país en clandestinidad. Explicaron al gobierno que venían para otros quehaceres, cuando en realidad, su intención ser ordenados sacerdotes católicos y volver a su país para impartir las enseñanzas y valores de la Iglesia.
Desde San Pedro, antes de iniciar el peregrinaje, uno de los sacerdotes chinos que estudian en Roma, explicó a ACI Prensa, que a pesar de sufrir "los problemas de la presión por parte de las autoridades, del gobierno", la Iglesia en su país "es una pequeña familia, un pequeño grupo, pero que a pesar de las dificultades está lleno de esperanza, hay una vida de fe muy fuerte".
El presbítero, quien no dio su identidad por razones de seguridad, señaló que aunque en los últimos años, mejoró la situación económica del país, "muchas de las personas necesitan de la fe, necesitan dar sentido a sus vidas, entonces, y por tanto, la Iglesia tiene todavía un gran trabajo y una gran labor que desarrollar en China".
El sacerdote explicó también que sus hermanos están muy agradecidos al Santo Padre por haber instaurado la oración por China, "nos sentimos todos muy unido a él, y a todos los católicos de nuestro país nos da mucha fuerza y mucha esperanza para llegar a estar más unidos, y poder seguir trabajando en paz y en libertad", dijo.