VATICANO,
El Papa Benedicto XVI recordó que "la Iglesia no debe temer las persecuciones que en su historia se ve obligada a soportar, sino, como Jesús en Getsemaní, ha de confiar siempre en la presencia, en la ayuda y en la fuerza de Dios, invocada en la oración".
Al retomar la catequesis sobre la oración en la Audiencia General de hoy, el Papa evocó la "Pequeña Pentecostés" ocurrida en un momento difícil para la Iglesia naciente.
Los Hechos de los Apóstoles narran que "Pedro y Juan acaban de salir de la cárcel, después de haber sido apresados por predicar el evangelio, y se encuentran con la comunidad reunida. Ésta, al escuchar lo ocurrido, no busca cómo reaccionar o defenderse, ni qué medidas adoptar, simplemente reza".
El Papa explicó que "su plegaria es unánime y concorde, ya que lo que vive un hermano atañe a todos. No se atemoriza, ni se disgrega, sino que se afianza su unión, porque está sostenida por la oración. Como el Señor en Getsemaní, se confía en la presencia, la ayuda y la fuerza de Dios".
El Papa explicó que "es una oración unánime y concorde de toda la comunidad, que se enfrenta a una situación de persecución a causa de Jesús porque lo que viven los dos apóstoles no les afecta solamente a ellos, sino a toda la Iglesia. Ante las persecuciones padecidas por causa de Jesús, la comunidad ni se asusta ni se divide, sino que está profundamente unida en la oración".
Cuando los creyentes se ven sometidos a la prueba a causa de su fe, "la unidad, en lugar de estar comprometida, se refuerza, ya que está sostenida por una oración incansable", agregó.