Santiago de Cuba,
El Papa Benedicto XVI arribó esta tarde a Cuba y en sus primeras palabras recordó que la visita del Beato Juan Pablo II inauguró “una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano” pero “todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar” como “la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad”.
Desde el aeropuerto Antonio Maceo de Santiago de Cuba, el Papa recibió el saludo del Presidente Raúl Castro y los honores de las fuerzas armadas por su condición de jefe de estado.
En su breve discurso, recordó que “para muchos, creyentes o no”, el ejemplo y enseñanzas de Juan Pablo II “constituyen una guía luminosa que les orienta tanto en la vida personal como en la actuación pública al servicio del bien común de la Nación”.
“Su paso por la isla fue como una suave brisa de aire fresco que dio nuevo vigor a la Iglesia en Cuba, despertando en muchos una renovada conciencia de la importancia de la fe, alentando a abrir los corazones a Cristo, al mismo tiempo que alumbró la esperanza e impulsó el deseo de trabajar audazmente por un futuro mejor”.
El Papa consideró que “uno de los frutos importantes” de la visita de Juan Pablo II “fue la inauguración de una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano, con un espíritu de mayor colaboración y confianza, si bien todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, especialmente por cuanto se refiere a la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad”.
El Papa saludó “con todo el afecto de mi corazón a los fieles de la Iglesia católica en Cuba, a los queridos habitantes de esta hermosa isla y a todos los cubanos, allá donde se encuentren. Los tengo siempre muy presentes en mi corazón y en mi oración, y más aún en los días en que se acercaba el momento tan deseado de visitarles, y que gracias a la bondad divina he podido realizar”.