GUANAJUATO,
El Papa Benedicto XVI se despidió de México “colmado” de afecto, con la promesa de llevar consigo las preocupaciones del país y devolvió a la palabra “adiós” su sentido más profundo.
“Queridos amigos mexicanos, les digo ¡adiós!, en el sentido de la bella expresión tradicional hispánica: ¡Queden con Dios! Sí, adiós; hasta siempre en el amor de Cristo, en el que todos nos encontramos y nos encontraremos. Que el Señor les bendiga y María Santísima les proteja. Muchas gracias”, afirmó el Papa ante miles de mexicanos reunidos en el aeropuerto internacional de Guanajuato en la breve ceremonia de despedida.
“Mi breve pero intensa visita a México llega ahora a su fin. Pero no es el fin de mi afecto y cercanía a un país que llevo muy dentro de mí. Me voy colmado de experiencias inolvidables, como inolvidables son tantas atenciones y muestras de afecto recibidas”, afirmó.
Tras agradecer las palabras del Presidente Felipe Calderón y “lo mucho que las autoridades han hecho por este entrañable viaje”, agradeció “de todo corazón a cuantos han facilitado o colaborado para que, tanto en los aspectos destacados como en los más pequeños detalles, los actos de estas jornadas se hayan desarrollado felizmente”.
“Pido al Señor que tantos esfuerzos no hayan sido vanos, y que con su ayuda produzcan frutos abundantes y duraderos en la vida de fe, esperanza y caridad de León y Guanajuato, de México y de los países hermanos de Latinoamérica y el Caribe”, agregó.
El Papa reiteró “con energía y claridad un llamado al pueblo mexicano a ser fiel a sí mismo y a no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, a ser valiente y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro”.