LEÓN,
Desde la Catedral de León, el Papa Benedicto XVI hizo un llamado a los obispos de América Latina y el Caribe a trabajar para que la Iglesia Católica siga siendo “semilla de esperanza” en el continente y pidió que “reine un espíritu de comunión entre sacerdotes, religiosos y laicos, evitando divisiones estériles, críticas y recelos nocivos”.
En la homilía que pronunció durante el rezo de las Vísperas, el Papa explicó que “no hay motivos, pues, para rendirse al despotismo del mal. Y pidamos al Señor Resucitado que manifieste su fuerza en nuestras debilidades y penurias”.
Tras afirmar que “esperaba con gran ilusión este encuentro” con los obispos, el Papa admitió que “la situación actual de sus diócesis plantea ciertamente retos y dificultades de muy diversa índole. Pero, sabiendo que el Señor ha resucitado, podemos proseguir confiados, con la convicción de que el mal no tiene la última palabra de la historia, y que Dios es capaz de abrir nuevos espacios a una esperanza que no defrauda”.
El Santo Padre señaló que “tampoco faltan preocupaciones por la carencia de medios y recursos humanos, o las trabas impuestas a la libertad de la Iglesia en el cumplimiento de su misión”.
“Ustedes no están solos en los contratiempos, como tampoco lo están en los logros evangelizadores. Todos estamos unidos en los padecimientos y en la consolación. Sepan que cuentan con un lugar destacado en la plegaria de quien recibió de Cristo el encargo de confirmar en la fe a sus hermanos, que les anima también en la misión de hacer que nuestro Señor Jesucristo sea cada vez más conocido, amado y seguido en estas tierras, sin dejarse amedrentar por las contrariedades”.
Benedicto XVI recordó que “la fe católica ha marcado significativamente la vida, costumbres e historia de este Continente” y evocó la labor de los “insignes y abnegados misioneros, que lo proclamaron con audacia y sabiduría. Ellos lo dieron todo por Cristo, mostrando que el hombre encuentra en él su consistencia y la fuerza necesaria para vivir en plenitud y edificar una sociedad digna del ser humano”.