A BORDO DEL AVIÓN PAPAL,
En el diálogo que sostuvo con los periodistas que lo acompañan en el avión papal rumbo a México, el Papa Benedicto XVI aseguró que llega a América Latina a "alentar y para aprender", recordó que la misión de la Iglesia es "educar las conciencias" ante el flagelo de la violencia y denunció la "esquizofrenia entre la moral individual y la moral pública" de muchos creyentes que obstaculiza el "establecimiento de una sociedad justa".
El Pontífice recordó que "México además de todas sus grandes bellezas tiene el grave problema del narcotráfico y de la violencia" y consideró que la Iglesia tiene una gran responsabilidad por tratarse de un país "con el 80% de católicos. Tenemos que hacer lo posible contra este mal, destructivo para la humanidad y para nuestra juventud".
"Ante todo hay que anunciar a Dios. Dios que es juez y nos ama. Pero nos ama para llamarnos al bien y a la verdad contra el mal. Por lo tanto, es una gran responsabilidad de la Iglesia la de educar las conciencias y de educar a la responsabilidad moral y desenmascarar el mal", afirmó.
El Papa pidió "desenmascarar esta idolatría del dinero que esclaviza a los hombres; desenmascarar estas falsas promesas, la mentira, el engaño. Debemos ver que el hombre tiene necesidad del infinito. Es importante la presencia de Dios que nos guíe, que nos señale la verdad] y en este sentido la Iglesia desenmascara el mal: hace presente la bondad de Dios, hace presente su verdad, el verdadero infinito".
Sobre el papel de la Iglesia frente a los conflictos sociales en América Latina, el Papa explicó que "la Iglesia siempre debe preguntarse si hace lo suficiente por la justicia social en este gran continente. Este es un asunto de conciencia, que constantemente hay que preguntarse. ¿Qué debe hacer la Iglesia, que es lo que no puede y no debe hacer? La Iglesia no es un poder político, no es un partido, pero es una realidad moral, un poder moral".
La Iglesia "debe ser una realidad moral. Repito una vez más: el primer pensamiento de la Iglesia es la de educar las conciencias y crear así la responsabilidad necesaria. Educar las conciencias individuales y públicas. Tal vez, en América Latina, pero también en otros lugares, hay en muchos católicos, una cierta esquizofrenia entre la moral individual y la moral pública: individualmente, son creyentes católicos, pero en la vida pública siguen otros caminos que no responden a los grandes valores del Evangelio que son necesarios para el establecimiento de una sociedad justa".