LA HABANA,
"Lo primero era mantener la presencia del sacerdote en todos los rincones, aunque la gente no fuera a las capillas por miedo", afirmó el P. Jorge Palma, capellán del Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, al referirse a los años más duros que vivió la Iglesia en Cuba bajo el régimen de Fidel Castro.
Con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba, ACI Prensa pudo dialogar con el sacerdote que recordó los primeros años del comunismo en la isla y cómo afectó la vida religiosa de los cubanos.
Originario de Santiago de Cuba y ordenado presbítero en 1972, el P. Palma afirmó que para mantener la fe fue necesario que los sacerdotes se mantuvieran en todos los rincones de Cuba "aunque no fuera nadie a las capillas, o a los restos de capillas que quedaban a veces porque estaban destruidas".
"Entonces era una presencia muy simbólica, porque las personas que se atrevían a ir a los pueblecitos pequeños se podían contar con los dedos de las manos, nada más. Esto era indispensable: la presencia del sacerdote, vaya la gente o no vaya", señaló.
Dijo que la persecución comunista también afectó la asistencia de los fieles al santuario mariano, que "permaneció durante años casi vacío porque había mucho temor de parte de los cubanos de perder el trabajo si se les relacionaba con la Iglesia".
Sin embargo, el P. Palma recordó que la Iglesia empieza a salir a las calles en 1986. Afirmó que un hecho importante fue el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), que se realizó ese año del 17 al 23 de febrero y que marcó el reinicio de los trabajos de misión.