VATICANO,
El Papa Benedicto XVI explicó que en confesionario, en el sacramento de la reconciliación, también comienza la Nueva Evangelización. Así lo indicó en su discurso a los 1.300 sacerdotes y diáconos que participan en el "Curso sobre el fuero interno" que organiza anualmente la Penitenciaría Apostólica en el Vaticano.
En sus palabras de ayer a los sacerdotes, el Santo Padre subrayó la importancia de una adecuada preparación teológica, espiritual y canónica para ser confesor, dado que el sacramento de la Reconciliación es esencial para la vida de fe y está estrechamente ligado al anuncio del Evangelio.
"Los sacramentos y el anuncio de la Palabra no deben concebirse como separados, sino todo lo contrario (…) El sacerdote representa a Cristo, el enviado del Padre, y continúa su misión mediante la 'palabra' y el 'sacramento' en una totalidad de cuerpo y alma, de signo y palabra".
"La conversión real de los corazones, que significa abrirse a la acción transformadora y renovadora de Dios, es el 'motor' de toda reforma, y se traduce en una verdadera fuerza evangelizadora".
En la confesión, dijo el Papa, "el pecador arrepentido es justificado, perdonado y santificado por la acción gratuita de la misericordia divina (…). Sólo quien se deja renovar profundamente por la Gracia divina puede llevar en sí mismo la novedad del Evangelio y, por tanto, anunciarla".
"Todos los santos de la historia testimonian esta estrecha relación entre la santidad y el sacramento de la reconciliación. Y la nueva evangelización extrae la linfa vital de la santidad de los hijos de la Iglesia, del camino cotidiano de conversión personal y comunitaria para conformarse cada vez más profundamente con Cristo".