ROMA,
El Presidente del Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios (Pastoral de la Salud), el Arzobispo polaco Zygmunt Zimowski, hizo un llamado a respetar la vida humana en todas sus fases, la que consideró un valor no negociable, especialmente ante una enfermedad incurable que hace más visible la fragilidad de las personas.
Así lo indicó el Prelado en sus palabras de saludo a los participantes del congreso "Estar en las últimas fases de la vida" que se realizó ayer en el auditorio de la facultad de medicina y cirugía de la Universidad Católica del Sacro Cuore.
En su saludo, el Arzobispo dijo que "estar cerca a las últimas fases de la vida significa testimoniar el amor, respetar la vida destacando su significado de valor no negociable, desde su inicio hasta su término natural, aceptar y amar la vulnerabilidad testimoniando la cercanía, la empatía y la piedad".
Para el Arzobispo, "la fragilidad humana ‘bien entendida’ es una invitación al hombre a abrirse a horizontes más altos, a la superación de sí mismo", como explica en su carta apostólica Salvifici Doloris (sobre el sufrimiento) el Beato Papa Juan Pablo II.
Mons. Zimowski dijo además que la fragilidad "no disminuye sino que exalta la hermosura singular de la vida humana, y al mismo tiempo, hace todavía más fuerte y urgente la exigencia de atenderla en toda circunstancia y contexto, en particular ante las enfermedades graves e incurables".
Por ello quienes se encargan de la salud de las personas, dijo el Prelado, deben servir teniendo estos conceptos claros y considerando las palabras del Papa Benedicto XVI en la encíclica Spe Salvi sobre la esperanza: "la medida de la humanidad se determina esencialmente en la relación con el sufrimiento y el sufriente".