VATICANO,
El Papa Benedicto XVI alentó a los católicos a rezar confiando siempre en la voluntad amorosa de Dios que siempre escucha las oraciones de sus hijos aunque a veces "pudiera parecer" lo contrario. Así lo indicó en la audiencia general de este miércoles en el Aula Pablo VI en el Vaticano.
Ante miles de fieles reunidos provenientes de diversas naciones del mundo, el Santo Padre meditó sobre la oración de Jesús en la que pide la curación de las enfermedades. Para eso se centró en los episodios del sordomudo y la resurrección de su amigo Lázaro.
El Papa dijo que la curación del sordomudo nos muestra que "la acción curativa de Jesús está en estrecha relación con el prójimo y con el Padre. Con un gesto, el Señor toca las orejas y la lengua del enfermo, o sea, donde se aloja la enfermedad. Pero el punto central de este episodio es el hecho de que Jesús, en el momento de curar, busca directamente la relación con el Padre", elevando su mirada al cielo.
"La narración muestra, por tanto, que la empatía con el enfermo lleva a Jesús a orar. Una vez más, emerge su relación única con el Padre, su identidad de Hijo Unigénito. En Él, a través de su persona, se hace presente el actuar curativo y benéfico de Dios".
En la resurrección de Lázaro, prosiguió el Papa, también se entrelazan la relación de Jesús con un amigo y su sufrimiento, y la relación filial con el Padre: "el afecto sincero por el amigo se manifiesta en la profunda conmoción de Jesús cuando ve el dolor de Marta, María y de todos los amigos de Lázaro, y desemboca en el llanto, tan profundamente humano, al acercarse a la tumba".
Benedicto XVI dijo luego que Cristo interpreta la muerte del amigo "en relación con su propia identidad y misión, y con la glorificación que le espera. Cuando recibe la noticia de la enfermedad de Lázaro, comenta: ‘Esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios, a fin de que por ella sea glorificado el Hijo de Dios".