VATICANO,
El Papa Benedicto XVI dijo que la Iglesia solo puede y debe temer al pecado de sus miembros, durante el homenaje que rindió ayer a la Inmaculada Concepción en la Plaza España en Roma al celebrarse su fiesta.
En el tradicional homenaje de veneración ayer por la tarde, a la imagen de la Inmaculada ubicada en lo alto de una columna frente a la embajada de España ante la Santa Sede, el Santo Padre explicó que la estatua aparece "revestida de sol", con una luna a sus pies y con una corona de doce estrellas. Ella representa al mismo tiempo a la Virgen María y a la Iglesia.
El texto del apocalipsis que se leyó señala que la Virgen María "aparece ‘vestida de sol’, es decir vestida de Dios: la Virgen María en efecto está completamente circundada por la luz de Dios y vive en Dios. Este símbolo de la túnica luminosa claramente expresa una condición que alude a todo el ser de María".
"Ella es la ‘llena de gracia’, plena del amor de Dios. Y ‘Dios es luz’, dice también San Juan. Es por eso que la ‘llena de gracia’, la Inmaculada" refleja con toda su persona la luz del ‘sol’ que es Dios".
El Papa dijo luego que "esta mujer tiene bajo sus pies la luna, símbolo de la muerte y de la mortalidad. María, en efecto, está completamente asociada a la victoria de Jesucristo, su Hijo, sobre el pecado y sobre la muerte; está libre de toda sombra de muerte y totalmente llena de vida".
"Porque la muerte ya no tiene poder sobre Jesús resucitado, así, por una gracia y un privilegio singular de Dios Omnipotente, María la ha dejado tras de sí, la ha superado".