VATICANO,
Al presidir el rezo del Ángelus en este segundo domingo de Adviento, el Papa Benedicto XVI recordó que este tiempo de preparación para la Navidad, debe ser un periodo de intensa conversión al Señor.
Al dirigirse a los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre explicó que en Adviento "es importante que volvamos a entrar en nosotros mismos y que hagamos una constatación sincera sobre nuestra vida".
"Dejémonos iluminar por un rayo de la luz que proviene de Belén, la luz de aquél que es el más grande y se ha hecho pequeño, el más fuerte y se ha hecho débil", exhortó.
Seguidamente propuso imitar la sobriedad de San Juan Bautista e indicó que su estilo de vida "debería llamar a todos los cristianos a escoger la sobriedad como forma de vida, especialmente en preparación a la fiesta de la Navidad, en la que el Señor –tal y como diría San Pablo– ‘siendo rico, se hizo pobre por nosotros, con el fin de enriquecernos con su pobreza".
"El llamado de Juan va por lo tanto más allá y más profundamente con respecto a la sobriedad del estilo de vida: llama a un cambio interior, a partir del reconocimiento y de la confesión del propio pecado".
El Santo Padre recordó que el bautismo de Juan "está ligado a una ardiente invitación a un nuevo modo de pensar y de actuar, está ligado sobre todo al anuncio del juicio de Dios y a la inminente aparición del Mesías, definido como aquel que es más poderoso que yo y que bautizará con el Espíritu Santo".