Cardenal italiano recuerda importancia del pesebre y comparte oración navideña

El Purpurado animó a colocar los pesebres en las casas durante el Adviento y la Navidad, porque "son un fuente de fe".

En el pesebre "Jesús se hace pobre para decir no a la riqueza como fuente de felicidad, porque no es verdad. Se hace humilde para contestar al orgullo como dimensión de grandeza, no es verdad que los orgullosos son grandes. Se hace pequeño para contestar a la violencia como instrumento para cambiar la historia, no es la violencia la que cambia la historia".

"Pobreza, humildad, y hacerse pequeño es la gran lección de la Navidad, y yo ante esta lección me quedo encantado".

El Purpurado expresó que de modo particular, el pesebre es el recuerdo de una infancia feliz dentro del núcleo familiar, y recordó que en su caso por Navidad, tras la Misa de medianoche, tradicionalmente su mamá colocaba a la Virgen en la gruta, su papá a San José, y él, junto a su hermana, al niño Jesús.

"Todavía recuerdo con inmensa nostalgia aquella escena. Por eso, cada vez que veo el pesebre para mí es como volver a ser niño, volver a la inocencia, y también a la transparencia interior de la infancia".

El Cardenal Comastri explicó que disfruta creando numerosas oraciones para la preparación de la Navidad, y compartió con ACI Prensa una a la que guarda un especial cariño titulada "El Pobre de Belén".

"Señor, mientras el tiempo logra todas las esperanzas, Tú, sigues siendo la única esperanza.

Mientras se consuman los siglos y también los milenios, Tú, sigues siendo perennemente joven y conservas la frescura de una flor, y de una fuente que emana.

Señor, las palabras están deshonradas y cansadas, pero dentro de nosotros queda una llamita de esperanza, emerge una necesidad imparable de luz, reflorece la esperanza de algo, o mejor dicho, de Alguien.

Tú, pobre de Belén, eres la respuesta que nosotros a menudo no escuchamos.

Tú, pobre de Belén, eres la riqueza que menudo no entendemos.

Tú, pobre de Belén, eres la paz que dramáticamente nos falta.

Señor nacido en Belén, la ciudad de nuestra pobreza y de nuestra pequeñez, nosotros nos amparamos en María para mirarte con su mirada y para amarte con su corazón, y ésta es la esperanza que ninguno nos podrá quitar jamás.

Amén".