COTONOU,
En su tercer y último día en Benín (África) en el domingo en que la Iglesia celebra la fiesta de Cristo Rey, el Papa Benedicto XVI afirmó que Dios ama especialmente a los débiles del mundo, a los enfermos y a los que sufren, y pide a todos servir a estas personas con el mismo amor del Señor.
En el Estadio de la Amistad de Cotonou, y en una emotiva Misa, ante 200 obispos provenientes de toda África, un millar de sacerdotes de Benín, y unos 30 mil peregrinos llegados desde Nigeria, Togo, Ghana, y Burkina Faso, el Santo Padre celebró la Santa Misa con ocasión de la entrega de la Exhortación Apostólica post-sinodal Africae munus, fruto de la Segunda Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos.
"Quisiera dirigirme con afecto a todos los que sufren, a los enfermos, a los aquejados del sida u otras enfermedades, a todos los olvidados de la sociedad. ¡Tened ánimo! El Papa está cerca de vosotros con el pensamiento y la oración", alentó el Santo Padre.
"¡Tened ánimo! Jesús ha querido identificarse con el pequeño, con el enfermo; ha querido compartir vuestro sufrimiento y reconoceros a vosotros como hermanos y hermanas, para liberaros de todo mal, de toda aflicción. Cada enfermo, cada persona necesitada merece nuestro respeto y amor, porque a través de él Dios nos indica el camino hacia el cielo", agregó.
Benedicto XVI animó a despojarse de los sufrimientos del pasado, y dejarse liberar por Cristo, porque la en Él "vence nuestros miedos, nuestras miserias, nos da acceso a un mundo nuevo, un mundo donde la justicia y la verdad no son un teatro, un mundo de libertad interior y de paz con nosotros mismos, con los otros y con Dios".
El Santo Padre explicó que Jesús no se presenta con riquezas, éxito, potencia o poder, sino que es un rey que se hace servidor de los más pequeños y humildes, "un rey cuyo trono es la cruz".