VATICANO,
Al presidir esta tarde (hora local) las vísperas en el inicio del año académico de las Universidades Pontificias, el Papa Benedicto XVI señaló que los sacerdotes y quienes tienen un puesto de guía de una comunidad de fieles, deben aferrarse a Cristo y dejarse fascinar por su amor para poder anunciar el Evangelio a todos.
En la Basílica de San Pedro y ante los estudiantes de las universidades pontificias en Roma, el Santo Padre recordó el 70 aniversario del motu proprio Cum Nobis del venerable Papa Pío XII sobre las vocaciones sacerdotales, motivo que lo impulsó a reflexionar sobre el ministerio sacerdotal.
Benedicto XVI aseguró que "de hecho no se puede ser buen pastor si no convirtiéndose en una sola cosa con Cristo y sus miembros mediante la caridad. La caridad es el primer deber del buen pastor".
Seguidamente explicó que existen algunas condiciones para que el sacerdote pueda realizar adecuadamente la misión encomendada por el Señor y se refirió a tres de ellas que emergen de la lectura de la Primera Carta de San Pedro: "la aspiración a colaborar con Jesús en la difusión del Reino de Dios, la gratuidad del compromiso pastoral y la actitud de servicio".
"Ante todo, en la llamada al ministerio sacerdotal se encuentra el encuentro con Jesús y el dejarse fascinar e impresionar por sus palabras, sus gestos, su misma persona. Y el haber distinguido, en medio de tantas voces, su voz, respondiendo como Pedro ‘Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios’".
Esta llamada, dijo el Papa, "es como haber sido alcanzados por la irradiación de Bien y de Amor que emana de Él, sentirse envueltos y participes hasta el punto de desear permanecer con Él como los discípulos de Emaús (…) y de llevar al mundo el anuncio del Evangelio".